Regreso a Konoha

Algo en ese tranquilo día no estaba bien ¿Qué era ese presentimiento que el Hokage sentía. No estaba seguro de qué era lo que estaba por venir, al menos, en esos momentos, puesto el shinobi se mantenía ocupado con algunos asuntos administrativos de la aldea, algo que debería solucionar lo antes posible. Pero en ese momento algo sucedió, un AMBU de la aldea ingresó corriendo apenas golpeando la puerta y en cuanto escuchó la voz del Hokage pronunciar un suave "-Adelante-".

- ¿Qué sucede? - preguntó el peliblanco, quitando de forma lenta su orbe de aquellos papeles, para dirigirla hasta el individuo recién ingresado - Lord Hokage... - respiraba entrecortadamente, pero no parecía cansancio lo que tenía, sino más bien... ¿Temor? ¿Qué sucedería para que un AMBU ingresara en esas condiciones a su oficina? - Habla - murmuró suavemente, dejando los papeles sobre le escritorio mientras entrecerraba el único orbe visible - Visitas señor... - susurró - ... R-rikudou S-sennin está aquí... ¿N-no ha visto esos dragones de fuego que aparecieron en el cielo, señor? - preguntó confundido aquél mientras Black desviaba su mirada, por encima de su hombro, en dirección al centro de la aldea...

- Realmente no me había percatado de ello - musitó suavemente, y era imposible que lo hubiera hecho, porque en realidad estaba completamente sumido en sus pensamientos y en aquellos papeleos que eran algo importantes - Yo iré - murmuró decididamente, ladeando el escritorio y tomando su traje de Hokage, mientras salía ligeramente en dirección hacia donde se le había visto por última vez. Comenzó a correr, avanzando entre tumultos de gente curiosa que se detenía. Dió varios saltos por encima de las casas y utilizando éstas para poder alcanzar más rápido su objetivo, hasta que lo ubicó...

- Rikudou Sennin - murmuró suavemente, mirando al aludido con su orbe derecho, entrecerrado y con sus manos bajo la capa blanquecina, símbolo del Hokage con su respectivo sombrero, también, colocado sobre su cabeza - ¿Qué te trae por aquí, Rikudou? - cuestionó Black, mientras la leve brisa que soplaba, mecía tanto su traje como sus empuntados cabellos platinados ¿Qué hacía él ahí? ¿Qué era lo que el líder Akatsuki se traía entre manos? No podía ir tras el Kyubi, al menos, no en esas circunstancias, puesto Black ya dominaba por completo al demonio y por si fuera poco, su poder era considerablemente alto respecto al de los otros Bijuus... Suspiró mientras mantenía fijo su mirar, esperaba respuestas del contrario, por lo que, simplemente, se mantuvo de pié, con ambas manos en los bolsillos de su pantalón.

Escuchó sus palabras mientras sonreía, aunque claro, no era visible debido a la máscara que poseía cubriendo la mitad inferior de su rostro. Notó como el contrario se quitaba la máscara y se quitaba su propia máscara, por lo que, simplemente, se dedicó a esuchar sus palabras - Claro... - murmuró en forma de respuesta al chico... Aquél chico que había abandonado no hacía mucho la aldea, un viejo colega que sin duda, siendo líder de Akatsuki, habría mejorado considerablemente..

Mantuvo fija su mirada en sus acciones, y se sorprendió ante aquél movimiento, pero simplemente suspiró al ver sus acciones y aquella invitación - ¿Bromeas? - murmuró suavemente meintras suspiraba y una rana salía al balcón - Gyaku Kuchiyose no Jutsu - murmuró Fukasaku y aparentando una explosión de una bomba de humo, Alexis apareció allí, junto al sapo y a Rikudou - ¿Qué sucede Rikudou? - comentó el chico, pues si bien estaba interesado en aquella técnica que había realizado, la presencia del chico era algo que sobrepasaba su pensamiento...

- ¿Qué te trae por éstos lados? Porque si no mal recuerdo... - comentó dando un paso hacia y quitándose sus ropas, dándoselas al sapo, quien las metió dentro de la ofinica - ... Pensaste en nunca más regresar a éstos lados - finalizó ladeando de forma inocente su rostro, apenas unos centímetros hacia la derecha, esperando respuesta ajena, aunque sin perder la concentración, siempre alerta a sus movimientos.

Spoiler:

El ajeno se había dado vuelta, había se quitado los anteojos y, sin evitarlo, Alexis soltó un suave suspiro ¿Qué era aquello? Escuchó sus palabras ¿El Rinnegan? ¿Rikudou poseedor del Rinnegan? Entrecerró su orbe derecho mientras escuchaba aquellas palabras... ¿Darle a él un Rinnegan? ¿Algo a cambio? La mente de Alexis se llenaba de aquellas cosas, no estaba seguro de que hacer en realidad, puesto obtener algo tan poderoso como el Rinnegan significaría algo bastante valioso a cambio, pero... ¿Qué era aquello tan valioso?

Suspiró suavemente mientras avanzaba un par de pasos hacia el chico - Increíble poder - murmuró suavemente - Realmente te felicito Rikudou - comentó suavemente, arrastrando aquellas palabras, pero sus preguntas continuaban, aunque ne desmedida, lo hacían - ¿Brindarme un Rinnegan? - preguntó curioso, algo confundido por aquella oferta, pero realmente interesado en ella...

Meditó acerca de ello, puesto realmente le interesaba el hecho de obtener más poder, pero... Seguía pensando en lo que debería brindar a cambio, y al observarlo, se parcató de que él también sabía de ello... Alexis siempre buscó más poder, desde años ha buscado poder, y ese poder ahora parecía aparecer frente a sí ¿Qué haría? Sonrió suavemente, aunque ésta no fuera vista - Me conoces bien, Rikudou - comentó suavemente, puesto ya conocía su intención - ¿Qué es lo que buscas a cambio? Porque supongo no me has ofrecido ello por nada, sino porque sabías realmente que me interesaría la oferta - comentó tranquilamente, esperando respuesta ajena...

Escuchando las palabras del chico, la curiosidad que Alexis sentía desapareció completamente ¿Qué significaba aquello? ¿Tan solo eso? - ¿Solo es eso? - preguntó suavemente mientras entrecerraba su orbe derecho, intentando ver a través de sus ojos, pero... Simplemente no podía, si tenía intenciones ocultas, él no las descubría, algo que le fastidiaba en parte, aunque por otra parte, significaba que realmente lo que decía eran la pura realidad, y ésto era algo que el chico, dando en su mente un cincuenta porciento de posibilidades de que algo malo sucediera...

- Comprendo... - murmuró tranquilamente mientras volvía a arquear de forma leve, apenas un poco, su espalda, colocando sus manos en ambos bolsillos - Veamos... - meditó acerca de lo que el chico le ofrecía, realmente era algo interesante... ¿Una guarida? Eso sería más que fácil utilizando su elemento Doton para excavar... ¿Una residencia? También sería muy fácil, porque era el Hokage, y eso no generaría ningún tipo de problemas. Y por último ¿Ser guardián del Hokage? ¿Qué era lo que planeaba? Suspiró suavemente mientras pensaba en ésto y aquello...

- Vaya... - dijo un momento después, mirando aún al chico, ahora regresando su mirada a la típica mirada perdida que siempre llevaba en su rostro - ... Todo lo que pides... Es fácil de obtener... Es una oferta muy tentadora, Rikudou - asintió el Hokage mientras cerraba su orbe unos segundos para decidir nuevamente - De acuerdo... - dijo al fin, abriendo su ojo y mirando fijamente al chico - ... Aceptaré - sentenció mientras sonreía, aunque, debido a la máscara que cubría la mitad inferior de su rostro, no se veía.

Asintió de forma leve ante aquél comentario - Oficialmente un ninja de Konoha - murmuró con suavidad aquellas palabras escuchando el siguiente comentario realizado por Rikudou mas negó ante lo siguiente - Tal vez te interese implantármelo ya... Tendrás tiempo para recorrer luego la aldea - murmuró suavemente mientras se acercaba a él y apoyaba su mano en el hombro - Aunque si deseas, te puedo acompañar... - murmuró serenamente, puesto realmente no tenía nada más interesante que hacer, ya que las tareas administrativas las había finalizado justo antes de salir disparado al encuentro con él...

Su mirada se mostraba deseosa, aunque perdería aquél ojo que había mantenido por tantos años, obtendría el poder que necesitaba para volverse uno de los seres más poderosos del mundo, puesto ya poseía al Kyuubi y junto con el Sharingan que tenía, activado el Magenkyou también, era único lo faltante el poseer el Rinnegan y el Byakugan, aunque éste último no era necesario realmente, puesto el Rinnegan y el Sharingan harían lo suyo al momento de poseerlos, pero esos pensamientos se disiparon para volver a mirar al chico, esperando su respuesta.

Escuchó aquellas palabras y asintió - Claro Rikudou - murmuró con serenidad mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción, la cual no se pudo apreciar, mientras el chico se colocaba los guantes blancos, que al parecer, siempre llevaba consigo - Hemos de usar el hospital AMBU - comentó el peliplateado, mientras chasqueaba los dedos y un joven enmascarado con capucha negra, perteneciente a los AMBU, aparecía de la nada - Que preparen una habitación en el hospital - ordenó el Hokage mientras desviaba su mirada al recién llegado, porque, generalmente, siempre había vigilancias diarias para mantener el orden y la protección - Como ordene, señor - dijo el enmascarado para desaparecer tan rápido como apareció.

- ¿Qué dices Rikudou? ¿Vamos? - preguntó el chico mientras se estiraba y colocaba ambas manos en su nuca, ladeando su rostro - Ya sabes donde es el hospital, te esperaré allí - dijo y sin más, con un suave "puf", seguido de una humadera blanca, desapareció.